El último deseo - Horacio Bruno


EL ÚLTIMO DESEO

Como desde hace un rato largo…años ya, el genio volvió a aparecer después de frotar la lámpara. El amo comenzó a pedir, como siempre lo había hecho: quiero un campeonato juvenil, uno de mayores, el mejor gol de la historia, el record de partidos, de goles, de…. El amo creyó que los genios no envejecen y que pueden cumplir infinidad de deseos, pero lamentablemente no es así.
En el cuento, el genio queda libre para siempre cuando cumple con el último deseo. ¡Cuánta mentira! De todos los deseos que el genio había cumplido, el amo sólo debía resignar uno. Pero el egoísmo es muy grande, la sed es inagotable…además Finales Felices solo ocurren en cuentos y películas.
Cuando el amo le pidió un campeonato más, el genio se entristeció, pues ya no sería libre nunca y luego de cumplido, volvería tristemente a la lámpara y nosotros …. nosotros deberíamos esperar otros diez mil años para que aparezca.
Entonces sucedió lo que en cuentos y películas no sucede, el genio desobedeció.
¡Ay genio, genio: te podría contar del dolor y la tristeza, de las lágrimas que vos no quisiste derramar pero que muchos de nosotros no pudimos contener! Pero en este momento de despedida sólo quiero agradecer.
Vos sabías que un campeonato más no alcanzaría, siempre te pedirían más y más, y de nada serviría sino vencías a la mentira, el tiempo y a la muerte. Y con tu gol mataste a los traidores, y con tus gambetas entre oscuras piernas jóvenes derrotaste al tiempo.
Sólo te faltaba la inmortalidad. Y cuando la hipocresía disfrazada de enfermera te esperaba para devolverte a la lámpara …vos dejaste estampada en nuestras retinas esa eterna rabona, enorme y gloriosa para cumplir tu último deseo. Gracias, genio

Argentina 2 – Nigeria 1
25 de junio de 1994

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